“Atlántida” la ciudad perdida.









La Atlántida ha permanecido en el enigma de nuestra historia, como esos lugares, que se pierden cuando pasan muchos años, porque no hay nadie que los cuide o recuerde el lugar donde estuvieron. ¿Pero cuales eran los misterios de esta ciudad? ¿Qué hacía tan especial a los habitantes y dónde estaba realmente ubicada? Son muchas preguntas para una sola cabeza, por eso es que a las personas les gusta la arqueología, la historia, la geografía y todas las ciencias y artes que ayudan a desentrañar la verdad. Platón, el gran filósofo griego, cuenta cuando un discípulo de Sócrates narra una historia que de niño escuchó de su abuelo y que este, a su vez, supo de Solón, el venerado legislador ateniense, a quien se la habían contado sacerdotes egipcios en Sais, ciudad del delta del Nilo. Narra cómo los atenienses detuvieron el avance del imperio de los atlantes, belicosos habitantes de una gran isla llamada Atlántida, situada frente a las Columnas de Hércules y que, al poco tiempo de la victoria ateniense, desapareció en el mar a causa de un terremoto y de una gran inundación. 
Platón la describen como una isla grande. Se señala su geografía como escarpada, a excepción de una gran llanura de forma oblonga, rodeada de montañas hasta el mar. Según la leyenda Evenor tuvo una hija llamada Clito. Cuenta este escrito que Poseidón era el amo y señor de las tierras atlantes, puesto que, cuando los dioses se habían repartido el mundo, la suerte había querido que a Poseidón le correspondiera, entre otros lugares, la Atlántida. Este dios se enamoró de Clito y para protegerla o mantenerla cautiva, creó tres anillos de agua en torno de la montaña que habitaba su amada. La pareja tuvo diez hijos, para los cuales el dios dividió la isla en respectivos diez reinos. Al hijo mayor: Atlas, le entregó el reino que comprendía la montaña rodeada de círculos de agua, dándole, además, autoridad sobre sus hermanos. En honor a Atlas, la isla entera fue llamada Atlántida y el mar que la circundaba, Atlántico.
Favorecida por Poseidón, la isla de Atlántida era abundante en recursos. Había toda clase de minerales, destacando el oricalco, rara aleación natural de oro y cobre; grandes bosques que proporcionaban ilimitada madera; numerosos animales, domésticos y salvajes, especialmente elefantes; copiosos y variados alimentos provenientes de la tierra. Tal prosperidad dio a los atlantes el impulso para construir grandes obras. Edificaron, sobre la montaña rodeada de círculos de agua, una espléndida acrópolis plena de notables edificios, entre los que destacaban el Palacio Real y el templo de Poseidón. Construyeron un gran canal, para comunicar la costa con el anillo de agua exterior que rodeaba la metrópolis; y otro menor y cubierto, para conectar el anillo exterior con la ciudadela. 
Cada viaje hacia la ciudad era vigilado desde puertas y torres, y cada anillo estaba rodeado por un muro. Los muros estaban hechos de roca roja, blanca y negra sacada de los fosos, y recubiertos de latón, estaño y oricalco. Finalmente, cavaron, alrededor de la llanura oblonga, una gigantesca fosa a partir de la cual crearon una red de canales rectos, que irrigaron todo el territorio de la planicie.
Los reyes gobernaban la Atlántida, regidos por leyes que debían de respetar para poder convivir entre sí y se reunían, para ver cuál de ellos había incumplido, pero a medida que la fe en los dioses disminuyó, las ansias de dominación crecieron en los reyes. Atacaron África, Egipto, Europa, Grecia, hasta que fueron derrotados por los atenienses. Fue entonces cuando los dioses decidieron castigar a los atlantes, destruyéndolos con un terremoto que inundó toda la isla sin dejar rastro de ellos. Es decir, finito.
En los últimos tiempos, los hombres han perseguido La Atlántida por todo el mundo, algunos piensan que Colón llegó a América motivado por la leyenda, hay quienes afirman que los atlantes fue una civilización anterior a la nuestra, que poseían una tecnología avanzada, hay quienes ubican la Atlántida en muchos lugares, desde las Canarias hasta Cuba. 
Compartir:  

Comentarios