"Gnomeo y Julieta: ¿orquídea o podadora?" por Kerala

En el agua se descubren. Roja ella; azul, él. “Gnomeo  es un tipo muy feo y tiene un raspón justo aquí”. Julieta se describe por dentro: “Yo también soy roja…en el fondo.”
¿Qué tal Romeo y Julieta para niños? ¿Shakespeare hablando con un gnomo del jardín? La estatua viviente le advierte de la tragedia por venir. “¡Te lo dije! “ Pero,  Gnomeo no teme, para el triunfo del amor se necesita librar batallas propias y ajenas,  aun si entre los gnomos rojos y azules hay una rivalidad marcada por sus dueños: Un anciano cascarrabias en pugna necia con su vecina del jardín de al lado.
Nanette, la coqueta rana nana nos advierte que rojos y azules, pues nada que ver. Es “románticamente trágico”, asegura, mientras esta versión infantil  se torna románticamente divertida.  Y la regordeta patilarga, bocaancha, labios rojos demostrará que en el amor, a todos les corresponde una dosis de armonía. Quizás por eso se enamora de la encarnación diminuta de Elton John, Paris, un gnomo regordete, capaz de hacer un arreglo con flores, enredaderas y mostrar su pecho velludo, varonil, a la par de sus lentes rosas.
Un filme encantador. Aprecio en el cine la risa de los niños, sus expresiones son para mí, el juicio mejor. Y se han divertido  y nosotros los padres también, disfrutando de esos guiños para los adultos: el traje de baño de Borat ostentado por un gnomo desinhibido y feliz, Nanette  embellecida por  la lluvia de pétalos que nos recuerda escena muy distinta en Belleza Americana;  Crocodile Rock en voz de Nelly Furtado y Elton John.  Y parpadeos más sutiles, pero no menos significativos como la escena en que Gnomeo y Julieta se acicalan para la primera cita, ella respaldada por un fondo azul y Gnomeo se lava los dientes y pule sus zapatos secundado por un magnífico rosa.
¿Se tiñe el mundo cuando se habla de amor? Pregunta mi niña y le digo que habrá quienes le digan que el  amor es cursi. Habrá quien vea más encanto en la agresiva podadora de césped, le digo, pero tú no olvides ¿por dónde quieres guiar tus pasos? ¿El odio estéril, aniquilador? ¿Quieres detenerte? ¿Dejar de buscar –lo-le-te aunque te peguen los pies? Porque hay que ver a Julieta cuando grita: ¡No soy delicada! Y hay que verla impuesta, en su pedestal, detenida ¿para siempre?...
Una orquídea es el símbolo,  la pauta para acabar con el rencor. Una orquídea pasando de mano en mano, del aire al agua, a la deriva como el amor si no se encauza o halla receptáculo merecido.
Bembolio, el hongo que parece perro, los pequeños conejos que hablan con las orejas, el pez rojo que ansía nadar fuera del agua, cada uno desde su talla como en el jardín de la existencia, cada uno tiene su lugar.
Ingenua y sabia mi niña concluye:
“Me gustan los gnomos porque inventan el amor cuando uno no está”.
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