Hugo, la invención


La industria americana tiene su película del año. Hugo no es un huérfano que vive en París, Hugo no es un niño que trata de recuperar algo tan grande como a un amigo; Hugo es una pieza que habita en cada ser humano que busca afecto, que huye de la soledad para encontrar el valor en sí mismo.
Martin Scorsese nos asegura que todavía puede, a diferencia de sus contemporáneos sorprendernos con algo muy nuevo y adaptarse a la tecnología del nuevo cine: 3D. 
Nos dice más todavía en ese gran tributo a George Melies, cuando fundamenta que así como las películas silentes de aquel entonces no eran más que una moda de circo pasajero y terminaron quedándose, también el 3D puede, por qué no, transformar definitivamente la experiencia visual que tenemos los espectadores en el cine. Esas retrospectivas visuales tan limpias, esa fusión de blanco y negro, pasado y futuro que no parecemos advertir porque su forma elegante.

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