Ilustraciones:
Frank David Valdés
68
páginas
Ediciones
Matanzas (2011)
Empecemos
por decir que entre lo mejor que ha salido de la maleta cubana, es este librito
color naranja. Apenas cabe en el bolsillo, pero está lleno de amor. Cualquiera
escribe poemas de amor, pero no Lidia Meriño. ¡Poemas de amor para niños! Yo me
enamoré cuando era niño, tu también, todos nos hemos enamorado cuando niños. Y
así dedica la autora: “A mis hijos que escribieron versos desesperados a
ciertos nombres de amor”. Los siguientes
títulos, son esos nombres que se robaron el corazón en ese amor primero: “Violeta,
Teresita, Lucía, Amalia, Margarita, Marina… Aurora!!!” Hasta los adultos con
quienes compartí algunos poemas, se estremecieron. Porque la base del amor es
la inocencia, la verdad, el suave detalle en las palabras, las correctas, las cuidadas.
Las
ilustraciones son adecuadas, muy confabuladas con el libro, quizás para dar esa
idea de sentimientos sueltos y a la misma vez recogidos que produce el amor. Una
evidente influencia del pintor cubano Roberto Fabelo y también por qué no, del
diseñador Zenén Calero de Teatro de las Estaciones de Matanzas.
El libro
de la señora Lidia peca de hermoso. Se le puede criticar de elegante y hasta
señalarlo de bueno. Merece ser leído, y leído bien.
Nivel de
lectura: 10 años en adelante
Calificación:
Muy bueno
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