"Lluvia de Hamburguesas" por Kerala


Flint se inventa unos zapatos con aerosol, en su clase de Ciencia, se los pone, pero jamás se descalzará. “Nadie puede huir de sus propios pies”.






No es recomendable ser el espectáculo de la clase, el loco que exhibe la diferencia en cada paso que da. Sin embargo, puede que al ser rechazado se estimulen los talentos reprimidos y así ocurre en Lluvia de hamburguesas.
Isla Bocado, Sardinalandia el pueblo donde vive Flint con su padre es de lo más aburrido, pero imaginen hamburguesas, huevos estrellados, tocino, helados, donas cayendo del cielo en tercera dimensión. El muchacho logra cambiar la cotidianeidad de un sitio donde jamás ocurre nada. Pero ¿podrá cambiar él? ¿Sus inventos lo acercarán a su padre?
Un viejo pescador que oculta su expresión noble, detrás de unas tupidas cejas y bigote mechudo. Ama al hijo y su ingenio, pero desaprueba su existencia ensimismada. Y cuando Flint recibe un consejo de su padre no titubea, da la espalda y dice: ¿A quién le importa la aprobación de un familiar?
Y el invento de Flint es devastador, nos recuerda los efectos que nuestra indiferencia le ha causado al planeta. Lluvia de hamburguesas divierte mucho y hace pensar: Estamos destruyendo de manera irresponsable el mundo en que vivimos.  Podemos labrar con el cuidado del medio ambiente un mundo mejor, pero ¿tú? ¿tú?¿El?¿Qué estamos haciendo por salvarlo?
Además el filme hace énfasis en la necesidad de perder el miedo a los juicios de los demás.  Quienes juzgan tu delgadez o tu gordura, tus lentes o tus dientes, tus cabellos lacios o rizos están condenados a vivir en Isla Bocado mirando al cielo, buscando el placer que venga del más allá, porque después de su nariz no ven NADA.
Reuters: Un estudio realizado en Estados Unidos reveló que la grasa de determinados alimentos, como el helado y las hamburguesas va directamente al cerebro.
Una vez allí, las moléculas de grasa disparan señales desde el cerebro a las células del cuerpo, alentándolos a ignorar las señales supresoras del apetito procedentes de la leptina y la insulina, hormonas relacionadas con la regulación del peso, por hasta tres días.

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