La magia de las tuercas








A la pobre tuerca la han tirado a un rincón de la historia. Nadie la menciona, porque como es tan pequeña, ¿quién la ve? Pero qué sería de esos grandes puentes, de los aviones y edificios, de las casas y los autos y de otras tantas máquinas, si no existiera una tuerca acoplada a un tornillo. Recuerdo la historia de un niño que se avergonzaba de tener un padre cuyo oficio era el de hacer tuercas en una fábrica. El niño quería que su padre fuese médico, abogado importante, actor de cine o gran científico. Pero sucedió que los aviones se caían del cielo y las casas se veían abajo. No podían abrirse las puertas y los puentes se desarmaban como barra de mantequilla. Todos preguntaban: “¿Dónde está el hacedor de tuercas”? Y así entendió el niño cuán importante era el trabajo de su padre, porque todas las grandes obras, están formadas por pequeños detalles.


Compartir:  

Comentarios