El hombre se dio cuenta que el esqueleto de los animales podía servir para sacar de él muchísimas herramientas de gran utilidad. El cráneo, por ejemplo, formaba una vasija. Algunos huesos puntiagudos, servían para cazar y recolectar alimentos. Si se fijan en un guijarro, verán que con un poco de filo se puede cortar carne entre otras utilidades que recibieron por parte nuestros antepasados. La necesidad fue el impulso para que el hombre estimulara su inventiva. No es muy poderoso el hombre que tenía sus manos desnudas, pero si en ellas había una lanza, martillos o mazas, entonces ese hombre era de temer. Cuando visites un museo en donde aparezca la historia más remota del hombre, conocerás que los primeros inventos tuvieron origen hace millones de años. Han pasado 400 mil desde que el hombre usara un hacha de piedra, 250 mil desde que conociera el modo de obtener y utilizar el fuego y apenas un siglo de que aprendiéramos a volar. ¿Está todo por descubrir? Hay una mejor pregunta: ¿Aún tiene el ser humano necesidades?
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