La Última Página: "Pequeños Gigantes" por Kerala

(…) quien piensa para el público, tiene el deber de ver en lo futuro, y de señalar peligros”. (1
¿Debe existir un programa como árbol enfermo para niños? No, no debe, pero en México ¡sí se puede! ¿Qué es un programa enfermo?
Pues, un adefesio vil y necio. “El necio desdeña la riqueza pública; o pretende mantener la riqueza de unos sobre la miseria de los más”. (2) Con toque de trompetas llegó a la programación dominical “Pequeños Gigantes”, alguien levanta provecho de esto, los niños; no.
A las ocho de la noche cada domingo, los infantes y padres conscientes de que la escuela el lunes comienza antes de las siete y treinta de la mañana, pero esperanzados, verían a niños talentosos, cantantes, bailarines, comediantes y ¿a quién no le llama la atención el talento infantil?
Torcido y enfermo se manifestó el ambiente en la primera edición.  Los intérpretes de diferentes edades, entre seis y once años comenzaron a mostrarse, pero sus voces inocentes interpretaban:
“para amarnos más, bastan nuestros cuerpos húmedos y tibios” o “me destapo el escote para que este te provoque”, parece absurdo y lo es. Niños y niñas cantando “si para enamorarme ahora volverá a mí/ la maldita primavera” o “no descansaré hasta que seas mío nomás” entre otras, del mismo estilo. Por si esto no bastara, aderezado con los comentarios Trevi: “te la bañaste” o el momento estelar, la participación de Noel, el ex cantante de Sin Bandera, arrodillado frente a una niña de cinco años, su novia celosa según la orden de la conductora. Niña gritando al borde de la ronquera: “¡A ver cómo me contentas ahorita!” y Noel: “Mi amor, tú eres la única en mi vida…” Entonces, la apoteosis del público cuando él, entona: “…no veo la hora de colgar mi saco en tu ropero…”
 Y el programa se retuerce, cada domingo, cuando exhiben a Gloria Trevi como jueza de lujo. ¿A quién peor? Que tenemos memoria…”Hasta el aire es enemigo de la honra perdida, que una vez dada al aire la mancha del honor, no hay poder ya que la redima ni la recoja” (2) Y este hongo oreja ya ha sido extirpado, con la excusa de una gira ¿mundial? Veremos si no se les ocurre invitar a Niurka.
Y el baile transcurre. Le dan puntuación bajísima a una excelente pareja. Reclaman los niños, no de los más pequeños,  se defienden: “Porque las cargadas, porque somos grandes, porque los demás son chicos” La cantante, una de ellas en el jurado, dice: Les damos esa calificación porque son tan buenos, porque son increíbles, por eso… Y la “bailarina española”, importada,  llora lágrimas de cocodrilo y dice que sabe lo que se siente y les deja caer un número 7. El público aplaude, gozoso, partidario de estos buenos que reciben baja calificación… por intachables. ¿Qué tal?
Pero esperan, palpitantes, la parte de los “comediantes infantiles”, la “prueba de talento” porque no hay que perderse esa dilatada presencia donde los niños hablan como “grandes”, contestan a preguntas “gigantes” y las resuelven, de manera espontánea… dicen:
El público se ataca de la risa y el jurado finge que no hay ensayo, ni estupor en el rostro de algunos que parecen cuestionarse si lo hecho y dicho está bien.  Una niña de seis años, vestida como Gloria Trevi, ajustada, despeinada y colorida  se mueve sensual, sobre una mesa, frente a un miembro del jurado. “¡Estoy desesperada!”, aúlla porque ella es comediante, no cantante, pero se ríen todos y la aplauden, mientras intentan olvidar las cifras que alarman a México, hoy mismo, elevándose la prostitución infantil, la explotación infantil, los embarazos tempranos y ríen, enseñando todos sus  colmillos, como si no supieran.
Y la sección dominical, la apología de una telenovela nacional, la niña que le hace de malvada, la mujer a través de su diálogo, dinero siempre dinero, los muertos de hambre no caben en esa protagonista que desdeña a su novio pobre y se entusiasma por los regalos. “El dinero no hace la felicidad, la compra”, dice la niña y cruza su pierna, mirándose las uñas. Luego vendrá el desfile de William Levy y Aarón Díaz, que enseña el abdomen marcado y le habla con voz de idiota, porque cree que así debe hablar un niño, pero el novio pobre mueve su pancita al aire, exhibe su abdomen de cinco añitos y lo mueve como “en Acapulco, porque por mover la pancita sí dan dinero” Y llueven los aplausos y las carcajadas.
Cuando estos programas, árboles torcidos echan raíces, uno se pregunta: ¿Dónde están los padres? ¿Dónde está la sociedad? ¿Dónde una mano que se respete y los estirpe?
Citas:
(1)    Obras Completas de José Martí   8:302
(2)    Obras Completas de José Martí 1:357
                   (3) 
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