No
estaba seguro de recomendar a mi amiga que fuera con sus pequeñas hijas a ver La Vida de Pi en 3D del director Ang
Lee. Pero ahora que regresaron del cine y quedaron encantadas, pues les lanzo
el rollo de 35mm. Si la historia de éste joven, que tras un naufragio
sobrevive en compañía de un tigre en un bote en medio del pacífico no es
suficiente, la intensa belleza visual hará el resto por convencerlos de que
estamos frente a uno de los mejores films del nuevo siglo.
Life of Pi es una novela
del escritor canadiense Yann Martel ganador del Premio Man Booker y llevada al
cine por Ang Lee, director de origen taiwanés-americano cuyos trabajos han
ganado importantes premios de cine. Un joven escritor local visita a Pi Patel,
un inmigrante de la India que vive en Canadá y cuya historia pueden llevarlo además
de escribir un libro, encontrar a Dios. La historia de Pi Patel se desarrolla
cuando su familia decide marcharse de la India con su zoológico abordo de un
barco, pero un trágico evento cambia la suerte del joven cuando el barco
naufraga en medio del pacífico y debe sobrevivir en un bote junto a un tigre
llamado Richard Parker.
Un
fuerte sentido espiritual, un vital mensaje sobre el propósito de la vida, que
va más allá del simple hecho de preguntarnos el significado de estar sobre éste
mundo. Los eventos humanos de una naturaleza superviviente llegan a tener un
efecto estremecedor. Dejemos a un lado la historia, porque no se trata de
llegar con vida hasta una orilla, sino la intensidad espiritual que rodea el
alma humana.
La
magia visual y los efectos son un punto central del éxito del film. Las
primeras tomas en el zoológico arrastran al espectador hacia una frescura de
magnitudes inigualables. Pero luego viene una de las mayores sorpresas, las
escenas que se desarrollan en la piscina, el balneario francés que parece
fundir al espectador en una irrealidad poética a la altura de los sueños de
Dalí. Según menciona el director Ang Lee, era imposible hacer la película sin
acceder a la más avanzada tecnología, capaz de crear al tigre que mueve el
péndulo de la historia en todos sus detalles reales. La música que acompaña la
película mezcla elementos hinduistas con estilos occidentales, como una pieza
de armonía fantástica que parece retratar la aventura Pi Patel.
No
falta sorpresa, espectacularidad y el maravilloso detalle artístico. Después de
ver esta película, estoy convencido de que el cine tiene todavía mucho por
ofrecer, mucho por regalarlos y que sólo depende de la imaginación humana sobre
el celuloide, así como la pluma baila sobre el papel.
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