Llamarse por un nombre no
es un privilegio reservado solamente para los seres humanos. Quién sabe si a lo
mejor, también las moscas tienen una forma de llamarse entre sí y cuando son
muchas las que vuelan sobre un turrón de azúcar entonces una llama a la otra: ¡Tita,
déjame un pedazo! ¡Pancha es una golosa! Y así sucesivamente de acuerdo al país
donde viven escogen sus nombres. A lo mejor.
Sin embargo, a ciencia
cierta se puede demostrar que los delfines tienen nombres. Aunque viajan en
grupos por mares y océanos, se conocen entre sí, y son capaces de llamarse usando
silbidos muy auténticos y únicos, con los que señalan el sexo y la edad del
delfín al que quieren llamar.
Foto: Creative Commons
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