18 horas diarias

Su descanso: unos días o acaso unas semanas fragmentados del verano en la playa o en el campo. Durante su estancia en México en 1894, los hijos de Mercado le miraban trabajar, fascinados por la agilidad con que escribía Martí. No levantaba la cabeza, por la que pasaba su mano de cuando en cuando y escribía sin detenerse un instante. Decía Horacio Rubens que poseía una gran facultad de concentración. Con la cabeza sobre el pecho, se abstraía por completo de todo lo circundante. 
Según Fermín Valdés Domínguez, José Martí se levantaba muy temprano cada día, con el libro que acababa de salir de las prensas de París, de Londres, de Madrid, de Roma, de algún país de la América Latina o de Cuba. No olvidaba los periódicos del día, ni los extranjeros que se procuraba invariablemente. De prisa como el estudiante que teme llegar tarde a la escuela, se bañaba, tomaba el frugal desayuno y, con el sombrero hasta las cejas para que el viento no se lo arrancara, salía. Era difícil seguirle. 

  • Título: Martí y la estrella
  • Creador: Raúl Martínez
  • Fecha de creación: 1966
  • Lugar: Museo Nacional de Bellas Artes, Havana
  • Dimenciones: 184 x 143 cm
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