Buscando a Nemo (2003)


He aquí un ejemplo de cómo es posible hacer un buen cine dirigido a todo el público. Nadie puede escapar a ella, ni los más viejos. Todos ríen y lloran, sin excepción, en una película que por fin, asoma el cariño de un padre que atraviesa todo el océano en busca de su único hijo. Hay escenas que aún me despiertan una carcajada, como las figuras que hace la mancha de peces indicándole el camino a Marlin hacia Sidney, el dominio de la lengua ballenés por Dory y las maniobras de los peces que viven en la pecera, otras escenas me nublan los ojos por sus palabras, desbordando el amor estremecedor que desarrolla la película. Caracteres definidos y nuevos personajes se rebelan en un guión asombroso con una historia parecida a muchas, pero sincera. Aplaudible ver cómo se traen personajes de la vida real como Dory que sufre de un problema de memoria. El amor y la amistad son temas que sustentan la cinta, pero la "sobreprotección", es el eje principal que mueve los tentáculos de la historia. Momento crucial es la escena en que Marlin ha sido rescatado por una tortuga que viaja, junto a su familia y la comunidad, por entre las corrientes que llevarán a Marlin a Sidney. En un momento, un hijo tortuga se sale de la corriente quedando retrazado, Marlin se alarma, pero la tortuga padre lo detiene, en espera de que su hijo logre por sí mismo retomar el camino que había perdido. No podemos cuidar a los hijos para siempre, no son los padres eternos y deben ellos valerse y defender por sí mismos para cuando llegue el día en que ellos falten. La sobreprotección es un sentimiento que nos traiciona con el tiempo, porque hace que un hijo subestime sus fuerzas, que desconfíe de lo que es capaz y siempre, porque así es la naturaleza, termina revelándose en contra de las reglas.



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