¿Las matemáticas te dan dolor de cabeza? Nunca nos preguntan cuál es la asignatura que más odiamos en la clase, porque en biología nos divertimos viendo saltar a una rana, y aprender idiomas nos lleva a conocer amigos distantes, donde la nieve cubre las casas; la geografía es el mapa de los viajes y esa, esa es una aventura a la que nos gusta lanzarnos; la clase de química es excitante, principalmente cuando hacemos que exploten las fórmulas y todos corren a esconderse o van a abrir las ventanas. Pero... ¿y las matemáticas? ¿A dónde nos llevan todos esos cálculos y álgebras y geometrías que sólo logran encendernos la cabeza y sentimos que ya no es mente lo que hay dentro, sino carbón ardiendo? ¿Qué ha de tener interesante un número que no salta, tampoco explota, ni encontramos en el mapa y que mucho menos nos sirve para decir "Hola" en chino o japonés? Ahhhh, mira a tu alrededor y busca el cielo. Las matemáticas son el lenguaje del universo y no sólo de las estrellas y los giros de la galaxia, son también el lenguaje de la vida. Es el idioma que nos permite saber cómo está hecho todo, el largo de un puente y la altura de un rascacielos. Con las matemáticas pusimos al primer hombre en el espacio y por ellas sabemos que hay agujeros negros, y el tiempo en que sube la marea y el tiempo en que muere una estrella. Los números son el arte en desentrañar los misterios. Incluso, hay quien puede, gracias a los números, predecir el futuro, lo que vendrá en el mañana y después de éste. No hay errores en los cálculos, no hay palabras confusas. Sólo basta sumar un 2+2 y en adelante comienza el infinito... pero cuidado... ¿no crees que los números tengan un límite, algún final? Porque contamos 10 y luego 1000 y luego 1000000000000000000 de veces que se repite aumentando cada vez más. Pero sí, hay un hombre encerrado en la torre de una universidad de Londres que ha encontrado el último número, el cálculo final con que cierran las matemáticas. Según él, ese número es el misterio del universo, del espacio y de la vida.
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