El espíritu del invento

¡Imposible! Exclaman los escépticos. Y ha tenido la humanidad más retractores que arriesgados. Quizás la historia lo permite para no tener tantos nombres en sus páginas y sea la gloria de unos pocos en el transcurso del tiempo. Cuando surge un invento, siempre hay alguien que lo cree descabellado. Pero sólo falta que el ingenio caiga en las manos adecuadas y le de utilidad, y lo desarrolle, para ver cuán eficiente y práctico puede llegar a ser. Así han comenzado pequeñas latas que ahora son autos, diminutos cristales que hoy componen las lentes de un telescopio, granos de tierra ordinaria que logran darle electricidad a ciudades enteras. No importa qué crea el resto, porque ellos no pueden ver las ideas en tu cabeza, importa lo que creas tú. 
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