Avatar vs Avatar

"Avatar vs Millones", "Avatar vs James Cameron", o mejor: "Avatar vs ¡Sorpresa!". No hay intención de cambiarle el título a la película, pero cierto es que a millones de espectadores, incluyéndome, nos agarró de susto ver el film más taquillero y más caro del presente año, y del pasado y... no quiero arriesgarme. Sobran las películas pretenciosas, pero sin duda, Avatar está narrada desde el corazón de un hombre sencillo, de historias sencillas que germinan en grandes apuestas, aunque la mayoría ponga en duda semejante idea teniendo en cuenta los 230 millones de dólares que llevó la realización de la película. En Avatar no hay un despliegue de estereotipos, ni el derroche de efectos especiales, sino un canto épico a nuestra naturaleza desde la poesía de un artista cuya historia es enseñarnos cuán conectados estamos a un grano de arena, ustedes y yo. La acción se desarrolla en Pandora, la luna del planeta Polyphemo habitada por los Na´vi, raza humanoide cuya vida está estrechamente conectada al entorno. Pero la vida dejará de ser tranquila para los nativos desde el momento en que los humanos invaden sus bosques, con el fin de arrebatarles un mineral para mantener con energía el planeta Tierra. No hay que esperar el año 2154 para descubrir el origen de esta historia, basta pasar las páginas del tiempo y conocer el pasado humano lleno de conquistas, usurpadores y dominadores en todas las civilizaciones y sus lenguas. Cada palabra e imagen, se fusionan para decirnos lo maravillosos que somos nosotros y todo cuanto nos rodea, desde las montañas y las hojas secas,  hasta el río que finaliza su curso en el mar.

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