La luz de los libros

Para una persona, un libro puede ser una mina de información, que ilumina. Para otra puede representar un viaje a una vida diferente, ofreciendo algo más extraordinario que su propia perspectiva mundial. Para otros un libro puede ser un objeto de belleza, un objeto a coleccionar, preservar, atesorar. Cualquiera que sea la motivación para leer, los libros y las experiencias que nos brindan son apreciados.
La importancia histórica del libro no puede ser exagerada, ya que es a través de la documentación escrita que la historia humana y el desarrollo pueden rastrearse con precisión. Durante siglos, los libros fueron nuestro principal medio para difundir el conocimiento: comunicaban rituales y enseñanzas espirituales; permitieron compartir teorías científicas en todo el mundo; difundieron ideas políticas que unificaron a los marginados de la sociedad y formaron las semillas de la revolución. Una vez que fue preservado por la élite, los libros evolucionaron a lo largo del tiempo para formar una parte constante y esencial de la vida humana, ya sea como un libro de texto escolar, una guía de viaje, un texto sagrado o una novela para leer a la hora de dormir. A través de los libros educamos a nuestros hijos sobre el mundo en el que viven; a través de los libros les enseñamos a leer. Los libros en nuestros estantes trazan una línea a través de nuestras propias vidas, cada una un recuerdo de un tiempo pasado: lugar visitado, una persona que conocimos, una historia que amamos. Conocer y tener acceso a los libros es un privilegio que es fácil de subestimar.

  • Título del cuadro: The Bookworm
  • Creador: Carl Spitzweg
  • Fecha de creación: 1850
  • Lugar: Munich, Germany

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